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jueves, 10 de junio de 2010

La paradoja con nuestros empleados (4)

CONSTRUYAMOS JUNTOS UNA MEJOR SOCIEDAD
LA PARADOJA CON NUESTROS EMPLEADOS (4)
Por: Edmundo Arnoldo González Ulloa.
Pagamos para que nos peguen
Durante la última semana de mayo del presente año, se verificó en la ciudad de México, organizada por la Secretaría de Economía y el FONAES, un interesante evento, se invitó a pequeños empresarios de todo el país para que promocionaran y vendieran de manera directa sus productos, esta magna feria se llevo a cabo en el Palacio de los Deportes, permitiendo a los pequeños empresarios entrar en contacto directo con otros empresarios y comerciantes interesados en sus productos, además de que la afluencia de miles de gentes les permitió realizar interesantes ventas.
Los pequeños empresarios Nayaritas que tuvieron la oportunidad de acudir a este acontecimiento, regresaron muy estimulados y felices, por las relaciones y metas logradas.
Me llama la atención esta discreta pero efectiva labor, no vi que se hicieran aspavientos, ni fastuosas inauguraciones, ni derroche de publicidad realzando la personalidad de alguien.
El recurso de las ventas regreso a sus correspondientes entidades, los pequeños empresarios lograron contactos que de otra manera no hubieran conseguido, una gran promoción sin duda, callada, efectiva y además gratuita.
Aquí en Nayarit, inmersos desde hace tiempo, nuestros gobernantes en su promoción personal, se han dedicado por el contrario a realizar una desleal campaña en contra de las pequeñas empresas y negocios de los que viven familias enteras, ya que en vez de propiciar que el dinero fluya, lo cual beneficia a la economía local, instala tiendas de abarrotes, asumiendo un papel de empresarios en vez de gobernantes, terminando con ello de dar al traste a la endeble situación económica de muchos negocios familiares, los cuales ya vienen padeciendo la instalación de las grandes cadenas, igual ocurre con el asunto de las despensas que más que nada son un culto a la personalidad.
Lo más grave de todo esto es que para cuanto se terminen las campañas políticas ya quebraron a varios negocios, algunos de los cuales, como los usureros, ellos mismos les dieron un préstamo que les será imposible liquidar por lo cual serán sujetos de embargo.
Lo incongruente es que la competencia la realizan nuestros mismos empleados, esos que se creen nuestros jefes, y lo hacen con dinero que sale del bolsillo de los mismos que golpean, a través de los impuestos.
O sea, pagamos para que nos peguen.

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