¿Y tú por quien vas a votar?
“No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, así como la causa de tu futuro será tu presente”.
Pablo Neruda.
Es necesario salir de nuestro ostracismo, convencernos que somos parte del problema y que el remedio está en nuestras manos, desengañarnos de que la solución es el gobierno, cuando el mal gobierno ha sido precisamente el agravante de nuestros males.
Cuando la estupidez, la insensibilidad social y el enfermizo afán de poder se mezclan, resulta un fatídico producto para el pueblo, mismo que desde hace tiempo hemos venido padeciendo, en diversos ámbitos, dando como resultado la actual descomposición social que actualmente vivimos.
En las calles, en los pequeños comercios, en las reuniones de familia y de amigos, la constante de los temas es la siguiente: la inseguridad, el miedo por nuestras familias y por nosotros mismos, el desempleo, la carencia de oportunidades reales de superación, nuestra paupérrima economía, la gran descomposición de nuestro tejido social, etc.
¿Pero hacemos algo, además de quejarnos en dichas reuniones, por mejorar o dar solución a nuestra problemática?
Realmente carecemos de memoria, vivimos inmersos en constantes procesos electorales en cuya dinámica todos nos vemos envueltos, hoy precisamente un tema de moda es: ¿quiénes crees que vayan a ser los candidatos?, ¿y de esos quien consideras que gane la elección?, “la última encuesta dice que...”, “el más carismático es...”, “mi pariente es muy amigo de fulanito, quien es muy allegado a perengano, nos va a ir muy bien...”, perdemos de vista que las encuestas las arman entrevistándonos a nosotros y que en nuestras manos está volver popular o impopular a alguien, así, a nuestro capricho, hoy podemos encumbrara a alguien y mañana destinarlo al sótano, para ello tan solo es necesario hablar mal o bien de alguien, hoy de uno mañana de otro, veremos que la soberbia se les cae a muchos,
También es necesario recordar que los partidos políticos pueden imponernos candidatos, más no gobernantes, esa es nuestra potestad en las urnas, dejemos de lamentarnos y busquemos remedios, cuestionando a quienes actualmente no están cumpliendo con el trabajo para el cual los contratamos, ya sea por 3 o por 6 años, digámosles que por su mal desempeño no es posible volverlos a contratar, que no es posible dar otra oportunidad a quien lesiono a mi familia, mi patrimonio, mi economía, mi tranquilidad, mi entorno; que es necesario cambiar a esos malos empleados por otros más eficientes, no más populares, que ya les dimos la oportunidad y nos defraudaron, pero también no olvidemos que quienes los avalaron conllevan responsabilidad, por ello digámosles: ahora dudo de tu nuevo recomendado ya que eres muy malo para elegir buenas propuestas y luego te enojas conmigo cuando critico al empleado que tú me recomendaste, por ello dudo de ti, hoy primero analizaré el anterior desempeño de tu recomendado, su trayectoria, sus propuestas, ver si realmente está apto para gobernar y para resolver mis problemas, no me interesa el más popular sino el más serio, el que sea congruente con lo que dice y el modo en que vive, el mejor capacitado, no aquel improvisado que trata de incursionar en la política, eso es como pedir a un zapatero que me construya una casa, claro que se va a derrumbar.
Por ello, este es el momento de tomar las riendas en nuestras manos, dejemos de engordarles el caldo a los malos empleados, salgamos a votar, pero razonando nuestro voto, para de esa forma poder tener mejores y más capaces trabajadores al servicio nuestro y de la sociedad donde vivimos.
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